Revista Conexión Edición #11

 

CARTA EDITORIAL

 

En un mundo globalizado, entornos altamente fluctuantes han puesto a prueba la capacidad de resiliencia organizacional, lo que da lugar a oficinas inteligentes, espacios abiertos, alta tecnología y digitalidad.

Este entorno es una estrategia del desarrollo organizacional, que se traduce en el aumento de la productividad y el bienestar del factor humano que lo hace posible. Utilizar los espacios abiertos para propiciar una comunicación asertiva y más abierta en todas direcciones, facilita el trabajo en equipo y el logro de objetivos organizacionales.

Durante la pandemia, se observó que las personas no necesitan estar dentro del mismo recinto para ser responsables de su trabajo, ya que, a través de un enfoque de cumplimiento de metas, es posible incrementar el desempeño, siendo la comunicación la clave para evolucionar. Además, las empresas se percataron de que no era necesaria una infraestructura grande, sino una infraestructura móvil que soportara los procesos medulares en beneficio del cliente, y que, además, el talento humano pudiera realizar sus funciones exitosamente.

Las empresas, después de pandemia, enfrentan el desafío de ofrecer lugares adecuados para las necesidades de sus empleados y actividades a desempeñar, incluyendo las medidas sanitarias y diferentes opciones de trabajo presencial, en línea o híbrido. Esta flexibilidad es benéfica para el colaborador y los clientes, pues la presencia de la organización extiende sus límites más allá del entorno nacional; después de la adaptación al home office, ahora vivimos una nueva normalidad, el regreso a las oficinas.

Esta edición muestra que las organizaciones se percataron de que la productividad no necesariamente está relacionada con el trabajo efectuado físicamente en la oficina, sin embargo, sí está relacionada con el uso de un espacio con las características adecuadas que favorezcan el bienestar, la innovación, la colaboración y el enfoque de los empleados.

Respecto a los elementos que intervienen en la productividad de los colaboradores, las empresas deben revisar diferentes opciones, como el modelo fluido, logrando un ambiente dinámico y flexible que facilite las actividades individuales y en equipo, así como la innovación y la creatividad, tomando en consideración ratos de ocio o esparcimiento, requerimientos
tecnológicos, mobiliario y procesos productivos.

Finalmente, invitamos al lector a observar a su organización desde la perspectiva arquitectónica, considerando que los espacios de trabajo deben cumplir cuatro características básicas: funcionales, ambientales, formales-simbólicas y constructivas, para promover la productividad y el bienestar.

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