Evolución de la cultura organizacional
y estilos de liderazgo

Liderazgo disruptivo

 

La cultura organizacional y los estilos de liderazgo son dos áreas de estudio dentro de la Economía de la Empresa que se vinculan en forma directa con la eficacia de las organizaciones. La cultura organizacional se establece a partir de los principios y valores que son aceptados y compartidos por las personas dentro de una organización, mientras que el estilo de liderazgo desempeña un papel fundamental para crear, mantener o transformar la cultura organizacional, por lo que debe estar en constante evolución dependiendo de los cambios en el contexto global a los que se enfrenta la organización.

En el contexto actual, las organizaciones eficientes han aprovechado la migración laboral para recibir a nuevos talentos, que con su forma de trabajo han enriquecido el ambiente cultural y laboral dentro de las organizaciones. No obstante, el manejo de equipos multiculturales y/o equipos de trabajo transnacionales representan un reto para el estilo de liderazgo en la organización.

En la prehistoria, se requería de un líder que fuera valeroso, inteligente y fuerte cuando se presentaban situaciones que implicaban trabajo en equipo, por lo que la base del liderazgo era el prestigio personal, este estilo de liderazgo es conocido como liderazgo carismático.

Más adelante surgió el liderazgo tradicional, relativo a los reyes, zares, faraones y emperadores, es decir, líderes que gobernaban apelando a un derecho divino o por mandato de los dioses.

En la actualidad, existen diversos estilos de liderazgo que pueden emplearse dependiendo del contexto de la organización. Entre ellos, destaca el liderazgo humanista, que se refiere a la capacidad de enseñar y transmitir seguridad mediante acciones, ya que se ejerce desde el ejemplo con el propósito de generar credibilidad y confianza.

La confianza es lo que le permite al líder humanista influir en las personas de su entorno, la ausencia de ésta dificultaría su liderazgo debido a que se trata de una competencia clave para la prosperidad de las organizaciones. De esta manera, el liderazgo humanista se enfoca en los individuos relacionados con la empresa, sin importar si son subordinados, clientes o proveedores, el compromiso del líder lo incita a promover el bienestar dentro de la organización. Además, este líder debe impulsar una cultura cimentada en la lealtad, saber comunicar y escuchar a sus seguidores.

Por otra parte, el estilo de liderazgo basado en valores promueve el alcance de metas de calidad que reflejan una necesidad intrínseca del líder por progresar de manera personal, interpersonal y laboral. Este liderazgo basado en valores aspira a que la empresa busque la consolidación profesional de todo el personal y que el entorno social en el que se desarrolla se beneficie directamente, evitando una visión materialista de los empleados y de la propia organización.

Bass (1990) distingue tres estilos de liderazgo: transformacional, transaccional y laissez faire. El líder transformacional guía a sus seguidores, los inspira estableciendo desafíos y les brinda una motivación basada en el desarrollo personal. Además, los conduce hacia el logro de estándares de excelencia a través del establecimiento de una visión y una misión compartidas. Mientras que el liderazgo transaccional es aquel en el que los seguidores se motivan con base en los beneficios esperados por el logro de las metas establecidas. Por su parte, en el liderazgo laissez faire, el 2021 líder renuncia al control absoluto, permitiendo que sus seguidores tomen decisiones y sean responsables de los resultados de las mismas. Así, dado que la cultura organizacional no está predefinida, ésta puede ser moldeada y construida a partir del estilo de liderazgo seleccionado (Smircich, 1983).

La cultura de una organización se manifiesta en los valores y principios que se transmiten y practican al interior de la misma, en las actitudes y comportamientos del personal, en las normas y políticas éticas, y en la integración del ambiente laboral (Giberson, 2001). Asimismo, la cultura organizacional influye en la interacción entre los miembros al interior y al exterior de la organización, y a partir de ella, surgen las normas, guías y expectativas que determinan el comportamiento del personal durante el desempeño de su trabajo, así como las bases para el control social en la empresa (Hofstede, 1980). Por lo anterior, el estilo de liderazgo debe transformarse cuando sea necesario, con el objetivo de incorporar eficientemente a los nuevos talentos (nacionales e internacionales), a las nuevas culturas, y a las nuevas tecnologías y formas de trabajo para el desarrollo integral e internacional de la organización.

Referencias:

  • Bass, B. (1990). From transactional to transformational leadership: Learning to share the vision. Organizational Dynamics, 18(3), pp. 19-31.
  • Giberson, T. (2001). Transferring leader values: The creation of organizational culture. Source Dissertation Abstracs International: The Sciences & Engineering. Boston: Mi- crofilms International.
  • Hofstede, G. (1980). Culture’s consequences: International differences in work-related values. Beverly Hills/London CA: Sage.
  • Smircich, L. (1983). Concepts of Culture and Organizational Analysis. Administrative Science Quarterly, 28(3), pp. 339-358.
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