Revista Conexión Edición #12

 

CARTA EDITORIAL

El arte transforma. El entorno donde trabajamos, estudiamos, dormimos, comemos y socializamos tiene una estética que permea constantemente en nuestras decisiones y actitudes, en un segundo plano. La estética no la definimos como aquello que es bello, perfecto y ordenado, sino como una lógica de ordenamiento funcional y congruente con la filosofía del diseño de los espacios. Desde la psicología del color hasta el ordenamiento espacial

de los objetos, cuadros y ventanas que nos rodean, hay una influencia directa en la percepción de la realidad que cada día construye nuestra existencia.

Nuestro campus, por ejemplo, donde cohabitan estudiantes, profesores, administrativos y sindicalizados, es un espacio con amplios jardines, una gran biblioteca, aulas de diversos tamaños equipadas con tecnología de punta y setecientas obras de la Colección de Arte UDLAP a lo largo y ancho de sus casi ochenta hectáreas, lo que convierte al campus en una galería de arte latinoamericano abierta los 365 días del año.

Percepción es realidad, decía Ernst Gombrich, y es que entre las distintas manifestaciones artísticas encontramos un condicionamiento que puede o no promover la creatividad de quienes perciben un ambiente de liderazgo y dirección a fin de encontrar opciones para organizarse mejor, asegurar resultados y conseguir metas en un periodo de tiempo determinado. El liderazgo organizacional no es de carácter individual, es grupal y requiere participación. Por ejemplo, el artista catalán Antoni Muntadas, a través de una

de sus piezas, con la frase «La percepción requiere participación», transforma la contemplación estética en acción, invitando al público a involucrarse en la construcción de su realidad, considerando que la participación de la gente amplía diversas perspectivas y niveles de entendimiento. El arte comunica.

En esta edición podemos dialogar con distintos puntos de vista sobre cómo el arte permea y abraza el futuro de las organizaciones desde lo filosófico hasta el espacio físico; el arte puede, y tal vez debe, ser considerado como estrategia de bienestar socioemocional en las organizaciones de la nueva era. Es evidente su importancia en el desarrollo emocional del ser humano, por lo que considerarlo como un asset dentro de las organizaciones, no sólo genera un capital patrimonial y estético, sino que se transforma en un capital creativo del cual pueden beneficiarse contadores, ingenieros, abogados, médicos, analistas y, por supuesto, artistas. La apreciación estética es inherente al ser humano; sin importar su condición social, racial u organizacional, es capaz de crear y percibir sensaciones en nanosegundos cosa que las inteligencias artificiales (IA) no pueden hacer. El arte nos distingue de los animales y los algoritmos.

Conexión UDLAP te invita a vincularte con alguno de los siguientes textos que podrán dejar un eco en tu mente y, tal vez, la voluntad de transformar tu realidad personal y organizacional como parte de la tendencia actual: reinventarse o morir.

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